"París bien vale una misa”-25 Julio 1593
Enrique IV,rey de Francia (1589-1610)
FRASE HISTÓRICA.
El hugonote (calvinista-protestante) Enrique III rey de Navarra-francesa-desde 1572, sucesor de su madre Doña Juana de Albret, ya se había convertido oficialmente al catolicismo para salvar la vida con motivo de la famosa masacre de San Bartolomé en París (22 de Agosto de 1572), cuatro días después de su boda por razones políticas con Margarita de Valois-Margot- hermana del rey francés Carlos IX, de la que se separaría en 1599.
Pero a finales de 1576 escapó de la corte y, declarando de nuevo su fe calvinista, se puso al frente del ejército protestante, guerreando duramente contra el católico.
A la muerte sin herederos de Carlos IX en 1574, le sucede su católico hermano Enrique III que, también sin herederos y antes de morir asesinado en 1589, se alía y reconcilia con su cuñado Enrique de Navarra, reconociéndole además como heredero a la corona, pues la ley sálica originaria e imperante siempre en Francia impedía reinar a su mujer Margot, última descendiente Valois viva, ya que el pequeño de los hermanos, el duque de Anjou, había muerto en 1584.
Esto será inaceptable para la poderosa Liga Católica dirigida por los Guisa y apoyada por el Papa y Felipe II de España, pero una serie de victoriosas batallas de Enrique (Coutras, Arques e Ivry) y otras circunstancias harán que la Liga Católica se divida, facilitando a aquel el acceso efectivo al trono francés, siempre que abjurase del protestantismo.
Así, en un acto de realismo político, dio ese paso el 25 de julio de 1593, momento en que se le atribuye la célebre frase:”París bien vale una misa”, siendo coronado en la Catedral de Chartres el 27 de febrero de 1594, como Enrique IV, y entrando por fin en París a los pocos meses.
Luego vendría el Edicto de Nantes (1598), sus segundas nupcias con María de Médicis en 1600 (cuyo Cuadro reproducimos), su abundante descendencia (le sucederá su hijo Luís XIII que casaría con la infanta española Ana de Austria, la de los Mosqueteros de Dumas), y finalmente su asesinato en las calles de París (1610) por Ravaillac, un fanático católico.
Con ó además de su pragmatismo, fue un rey muy apreciado: según los franceses “el buen rey Enrique”.
RELACIONES GOBIERNO-IGLESIA CATÓLICA
He recordado esta curiosa historia, doblemente real, para ilustrar los permanentes desacuerdos, desencuentros y desaveniencias del presidente Zapatero con la Iglesia Católica desde el comienzo de la legislatura.
Episodios tales como la carencia de "talante y talento" diplomático en la visita del Papa a Valencia el pasado verano, determinados actos y manifestaciones y, finalmente, las declaraciones , acusaciones y amenazas proferidas por él, sibilinamente como siempre, pero con mayor claridad por su portavoz Fernández de la Vega, y con la rotundidad insultante y acultural de su "epígono" y "cruzado" Pepe Blanco (que acabamos de saber fue colaborador de la COPE en Lugo, algo así como Víctor Manuel "odeando" a Franco, o sea "pecadillos veniales" de juventud del frente ahora frentista), con motivo de la última manifestación convocada por los Obispos españoles, muy masiva y exitosa.
Lo anterior culmina con un Comunicado de su máxima Jerarquía, respaldado unánimente, la Conferencia Episcopal, en el que además de aludir, puntualizar y criticar políticas gubernamentales (Matrimonios homosexuales y adopciones, Familia, Educación para la ciudadanía, aborto, embriones,...) contrarias a consideraciones de la doctrina moral católica, se pide el voto "supuestamente" para cierta opción política
Para que cada cual lo interprete sin "intermediarios", leer el texto del Comunicado:
http://www.libertaddigital.com/noticias/kw/antonio_canizares/blazquez/canizares/catolica/catolicos/conferencia_episcopal/elecciones/iglesia/iglesia_catolica/monsenor_blazquez/kw/noticia_1276322547.html
Cuando la tan para muchos inaprecible Transición se inicia y desemboca en la Constitución de 1978, la de la Concordia, su artículo 16.3 indica que "Ninguna confesión tendrá caracter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".
Seguramente que, al igual que otras cuestiones constitucionales, las relaciones Iglesia-Estado(aconfesional, no tan claro laico) deberán revisarse, pero en un marco sosegado, en el que ni siquiera el todopoderoso Alfonso Guerra de 1982 quiso entrar a fondo. "sólo me faltaba éso" parece que dijo, es decir, el clásico "con la Iglesia hemos topado" del Quijote.
Mi opinión respecto a la Iglesia siempre ha sido que lo espiritual-religioso pertenezca a la órbita privada y soy no sólo aconfesional, sino también laico.
Pero hasta en eso es el propio Zapatero quien ha resucitado, por reacción, a un cierto "anacrónico nacional-catolicismo del bajo palio" claramente decaído, pero cualitativa e históricamente aún poderoso, pero muy respetable y creciente en su versión democrática, moderna y contemporizadora y, en todo caso, con su derecho a manifestar y manifestarse, sin recibir por ello descalificaciones e insultos, tildándola incluso de "apartheid".
Si el Gobierno recibe apoyos de un colectivo de actores (que no ponen como en EEUU sino que reciben), algún islamista converso (que también recibe según la FEERI), el ¡Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC!, y los que faltan, ¡sean bievenidos!, pero no al adversario (ENEMIGO) político, tal es el cariz de esta campaña (aún pre).
http://www.elimparcial.es/contenido/2796.html
En fin, hasta la terna castrense le ha sido devuelta al gobierno por el mismo papado y, mientras, Zapatero mitineando con su inseparable otra mitad Bono, sin darle la espalda claro, en una Iglesia de Toledo...cerrada al culto: puede que, después de todo ¡ la Moncloa bien valga una misa!.
7 comentarios:
Qué pasa, ¿que ahora no podemos cuestionar a la iglesia?
Creo que la iglesia se está intentando modernizar y adaptar a los nuevos tiempos, pero sigue manteniendo posturas anacrónicas en muchos temas que a mi juicio la sociedad ya ha superado.
Por ello, no pueden pretender que el Gobierno les siga la corriente. El Gobierno gobierna para la gente en general, no para personas que pertenecen a una u otra religión (sin renunciar a una cierta sensibilidad con la distintas confesiones, claro).
En cuanto a cómo se trató el tema de la religión durante la transición, creo que en aquel momento era lo acertado. Primero, no puede comprarse la sociedad española de finales de los 70 con la actual. Segundo, ya había bastantes temas con los que lidiar como para añadir uno más -y tan sensible- como el de las relaciones iglesia-estado.
Yo creo que las desavenencias entre la Iglesia y el gobierno actual se deben a que muchas de las políticas que prometió este gobierno van directamente contra los dogmas católicos.
Si bien, tal y como dices, los poderes públicos tienen la obligación constitucional de cooperar con la Iglesia y otras organizaciones religiosas, creo que lo justo es exigir un mínimo de reciprocidad en dicha cooperación.
Opino que la laicidad del Estado no está reñida con el diálogo entre gobierno e Iglesia, ni tampoco se debe marginar completamente a esta de la esfera pública. Hay numerosos ámbitos en los que los obispos deben ser escuchados, pues todavía tienen competencias importantes (patrimonio histórico, mecenazgo artístico, labores asistenciales...).
Lo que no se puede permitir es que la Iglesia pase a ser un poder que quiere influir en la política de todos, incluyendo a sus fieles pero también los que no lo son. Me parece lógico y coherente que los curas recomienden a los creyentes la conducta moral que deben mantener, pero no que traten de presionar al Estado para que desarrollen políticas de acuerdo a su fe (sobre todo cuando esas medidas suponen una agresión hacia derechos sociales conquistados como el matrimonio homosexual).
Al final, fíjate que la intromisión de la Iglesia en los asuntos del Estado no deja de ser una intervención de un gobierno extranjero (el del Estado Vaticano) en la política nacional. Las autoridades de la Conferencia Episcopal las nombran desde el Vaticano, con lo cual escapan del control democrático de los ciudadanos españoles, incluso de aquellos que son católicos practicantes. Yo creo que eso les deslegitima para que se conviertan en interlocutores con voz y voto en los debates legislativos.
Para Anónimo.
Creo que no entendiste bien mis opiniones, aconfesionales y laicas, pero intentando preservar todos los derechos, es decir, que la libertad de cada uno termina donde comienza la del otro.
El gobierno tiene su derecho a gobernar democráticamente, pero no lo hace siempre para todos y, en esta legislatura, sólo lo hizo para aproximadamente la mitad: casi ninguna ley ha sido apoyada por el partido representante de 10 millones de votos sumándose, en algunos casos, otros partidos.
Aparte de lo anterior, es legítimo el derecho a manifestar y manifestarse de todos, no sólo de quienes apoyan al gobierno, como actores y otros que indico en la Entrada.
Opino también que deben estudiarse modificaciones Constitucionales u otras normas después de 30 años: entre ellas las relaciones Iglesia Católica-Estado Español, pero con el "talante" y el "talento" de la Transición, no con modos anacrónicos de anticlericalismo ofensivo.
Para Anónimo.
Olvidé responder a tu 1º párrafo y, ciertamente, la Iglesia procura modernizarse, o más bien adaptarse, a los nuevos tiempos, pero manteniendo sus actitudes milenarias: el binomio conservación-progreso.
Esta modernidad debería aplicarse al gobierno y su presidente que, a mi juicio, si que es anacrónico antinatural y, a veces, un tanto reaccionario.
Estoy bastante de acuerdo con la opinión de Daniel.
Si bien la Iglesia está situada en el ámbito privado, no hemos de olvidar que en algún modo también está incardinado en la esfera pública. Me refiero a la conservación de un enorme patrimonio, a las labores asistenciales, etc.
Y lo que no se dice es que al Gobierno le interesa mas seguir pagando un porcentaje de sus impuestos a la Iglesia, antes que hacerse cargo directamente de la conservaciòn de ese patrimonio y de la asunción de todas las labores asistenciales que la Iglesia está realizando.
Para Daniel.
Ciertamente, hay políticas de este Gobierno contrarias a la moral y dogmas católicos, y también de muchos otros ciudadanos no necesariamente confesionales.
Al igual que otros colectivos (trabajadores de diferentes sectores, víctimas del terrorismo, artistas,sanitarios, profesores judiciales, policías,...), también aquellos tienen el derecho de manifestar y manifestarse, lo que no implica el cumplimiento de la ley, ni tampoco su esfuerzo por modificarla.
Respecto a la cooperación mutua es evidente la de la Iglesia liberando al estado de múltiples y costosas tareas asistenciales, sanitarias, educacionales,conservación del patrimonio,..,ante un gobierno generalmente frentista y anticlerical a la vieja usanza pero, eso sí, disfrazado de "talante".
Claro que la Iglesia es un "poder"-no constitucional-en sí misma, pero igual que los grandes grupos mediáticos, financieros,energéticos, deportivos, que ejercen "presión" a su manera,entendemos que democrática.
Y respecto al Vaticano y el nombramiento de Obispos, lo hacen a su manera y con sus reglas seculares, igual que, con las suyas, lo hacen los grupos antes citados, con sus sedes matrices y su toma de decisiones cada vez más frecuentemente transnacionales: la globalización.
la democracia implica una serie de relaciones muy complejas, para las que se requiere talento, y no exclusiones como de la Iglesia, del PP(Pacto del Tinell),EEUU,Víctimas del terrorismo,ENDESA, BBVA,..
Para Guillermo Díaz.
Creo que con mi Comentario respuesta para el de Daniel, contesto ampliamente al tuyo.
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