"Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza / entre una España que muere / y otra España que bosteza / Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón". Antonio Machado (Sevilla,1875-Collioure(Francia),1939)
Esta letrilla –proverbio o cantar en el decir de su autor– destinada a tener insospechado éxito posterior, fue escrita en los años veinte del siglo pasado.
INTRODUCCIÓN
El título de mis artículos suele ser menos formal, más alegórico, pero en este caso lo reflejo de forma clara, pues se trata de una cuestión- la denominada Ley de Memoria Histórica- altamente innecesaria y frentista, donde el Gobierno y su Presidente han propiciado, escudándose en rencores y parientes ya muy alejados en el tiempo y en la presión de otras formaciones ácratas y/o independentistas, un nuevo debate, interesante intelectualmente pero peligroso socialmente, tal vez mucho, y cuya repercusión puede ser preocupante.
Este Presidente ha cometido muchos y graves errores, desaciertos y desatinos (ver mi Artículo sobre el "Castillo de Naipes"), pero el reabrir una trágica Memoria con sus talantes modos, los insensatos de Llamazares (¡si el comunista asturiano Horacio Fernández Inguanzo, el Paisano, levantara la cabeza!), los vale todo de Carod y los aprovechados de algún que otro presto al río revuelto, es inadmisible, inaceptable e incluso abdurdo.
Este Artículo lo dividiré en dos partes porque me parece imprescindible que, antes de analizar la cuestión, debe exponerse la evolución histórica española durante las tres primeras cuartas partes del siglo XX: tanto a quien ya la conozca, como a quien la desconozca poco o mucho le invito a su lectura y escribir notas y comentarios que amplien esta breve síntesis.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
Los primeros setenta y cinco años del siglo XX en España (1898-1900-1975) han sido, seguramente, los más convulsos y cruentos de su historia.
Un siglo que se inicia dos años antes, en 1898, con la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Filipinas-1ª Foto- y Puerto Rico), tras adjudicarnos falsamente la voladura del acorazado americano Maine y la guerra con este país: así finaliza la idea imperial española y la nación se sumerge en una profunda crisis económica, política, social e identitaria que, recogida por Costa y los denominados Regeneracionistas, reclaman la urgente modernización del país.
En este clima, la coronación de borbón Alfonso XIII en 1902, tras la larga regencia de su madre María Cristina, hechos como la dedicación al protectorado marroquí a partir de 1912, sucedáneo del antiguo imperio, las muy sangrientas derrotas de 1921 como el Desastre de Annual-2ª Foto-, que ponen de manifiesto las responsabilidades monárquico-cívico-militares, reflejadas en el informe Picasso, y otros sucesos, culminan con la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, de 1923 a 1930, no organizada pero si consentida por el rey, a la que se suman distintas organizaciones políticas y sociales.
Tras el fin de la dictadura en enero de 1930, la denominada dictablanda del general Dámaso Berenguer tardará demasiados meses en normalizar el país, quedando la ola antimonárquica reflejada en el Pacto de San Sebastián de agosto de 1930.Las elecciones municipales de abril de 1931, convocadas por el gobierno del Almirante Aznar, culminarán con la dudosa llegada, por este tipo de consulta electoral, de la IIª República-3ª foto-: el rey se exilia en Roma y se constituye un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá Zamora, católico y republicano liberal de derechas, que convocará Cortes Constituyentes para finales de 1931, aprobándose la Constitución republicana ese año.
De 1931 a 1934 se sucederán gobiernos republicanos de izquierda y socialistas, cuya figura más destacada será Manuel Azaña, con un intento fallido de involución por parte del general Sanjurjo, detenido y exiliado en Portugal.
Significar el conocido y trágico episodio del pueblo gaditano de Casas Viejas (11 de enero de 1933) que desprestigiará al Gobierno y, entre otros hechos, abocará a nuevas elecciones.
De 1934 a 1936 los gobiernos serán republicanos de centro derecha, apoyados por la CEDA, el partido de derechas mayoritariamente votado pero incomprensiblemente sin ministros propios, cuyas figuras serán el republicano centrista Alejandro Lerroux y el cedista José María Gil Robles. Período también con su fallido golpe, o huelga general revolucionaria conocida como “Octubre del 34”, rápidamente sofocado en Cataluña, pero de gran repercusión en Asturias , apoyado por Prieto, que se exiliará, y los sindicatos ugetista y cenetista; los enfrentamientos con las columnas gubernamentales del general López Ochoa serán muy cruentos, hasta la total derrota de los revolucionarios.
En las elecciones de febrero de 1936 triunfará una amplísima y muy heterogénea coalición de izquierdas y extrema izquierda, denominada Frente Popular, opuesta a una también amplísima e igualmente heterogénea derecha y extrema derecha, que tras enfrentamientos muy violentos, e incluso significados asesinatos por ambas partes (el teniente Castillo y el diputado Calvo Sotelo), culmina en algo que venía organizándose: una sublevación militar apoyada por parte del ejército, la iglesia, falangistas, carlistas y otros grupos políticos y civiles, dirigida al poco tiempo por el entonces General de División Francisco Franco, que centralizará en él plenos poderes y un mando único cívico-político-militar.
Su resultado será la larga y sangrienta Guerra Civil (18 de Julio de 1936 a 1 de Abril de 1939)-4ª Foto-, la de las dos Españas de Machado, en la que se evidenció la división y el odio que había en el país, con innumerables asesinatos en ambos bandos y trágicos enfrentamientos bélicos.
"Cautivo y desarmado...”, finaliza la contienda fratricida, y la dictadura franquista-5ª Foto- pervivirá 36 años, hasta 1975, con la muerte del general, sucediéndole la denominada Transición Política, el período democrático más largo, constructivo y próspero de nuestra historia.
CONCLUSIÓN
Me he permitido esta breve síntesis histórica de gran parte del siglo XX, para recordar nuestros avatares, muy graves y cruentos y, cuando por fin conocemos una auténtica reconciliación derivada de la Transición, cuando una gran mayoría de españoles desconocen la IIª República, la Guerra Civil, el Franquismo y los enfrentamientos fratricidas de nuestra historia, se pretende, setenta años después, volver a reabrir enconados debates, juicios, fosas,..., rencores y odios.
6 comentarios:
Tiene razón, a toda guerra civil requiere que le siga un periodo largo de tiempo, varios lustros y varias generaciones para poder verlo en perspectiva y analizarlo de la manera mas objetiva posible, de ahi que sea un error intentar hacerlo ahora, ya que, se demuestra que todavia no hemos cumplido ese tiempo necesario para hablar sobre la guerra civil sin odios ni rencores.
Hay personas que sólo quieren recuperar a sus seres queridos, y enterrarlos como es debido. Con eso, yo estoy de acuerdo. El odio se puede quedar enterrado.
Un saludo y espero que puedas visitarme.
Creo que, setenta años después, cuando apenas quedan ya supervivientes de ese triste periodo, resulta absurdo volver atrás y abrir viejas heridas.
Miremos adelante que es donde van a estar nuestros hijos, no 70 años atrás donde han quedado abuelos que yo ni siquiera he conocido y que incluso mis padres (sus hijos) han querido olvidar.
Para Anónimo.
Coincido plenamente con su Comentario, y le refiero la siguiente anécdota:
Una persona le pregunta a otra que opina de la Revolución Francesa, más de 200 años después, y le contesta que "aún es pronto para hacerlo".
Le invito a leer y comentar mi siguiente Entrada, cotinuación sobre "Memoria Histórica".
Para LANOBIL.
Lo de las tristemente "célebres" fosas ya se viene haciendo, y me parece muy bien porque los familiares tienen derecho a ello pero como indicas, sin odios ni rencores.
Te remito al Comentario que hice para Anónimo.
Usas un "alias" y no sé como puedo visitarte.
Para Guillermo Díaz.
Totalmente de acuerdo.
Te remito a mis Comentarios anteriores.
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